El Patio

¡Bienvenido a esta Comunidad! En este pequeño rincón de internet hemos construido entre un gran grupo de fantásticos Seres Humanos un espacio en el que ofrecer múltiples excusas para escribir, compartir textos y difundir el talento que tantas y tantas personas tienen y merecen ser dados a conocer.

A través de juegos literarios, retos y concursos queremos ofreceros un amplio abanico de opciones para que deis rienda suelta a vuestra creatividad y dominéis el desafío de la hoja en blanco. Este es un lugar para el juego, así que ¡Jugad!

Había una vez un solar…

Por alguna razón, extraña o perfectamente comprensible, has llegado hasta aquí. Por muchas razones, nosotros también llagamos hasta aquí. Y en todas esas razones prevalecía una idea: ser útiles. Una idea que sembraron en nuestras mentes desde que éramos pequeños. Una idea que siguieron regando cuando tuvimos edad de trabajar y ya había arraigado con la suficiente fuerza como para no desprenderse a pesar de los temporales más salvajes.

Arrancamos este proyecto con la ilusión de crear un espacio en el que la gente a la que le gusta la escritura encontrara más de una excusa para entrenar sus letras. Un punto de encuentro en el que compartir textos, impresiones y ánimos por seguir plasmando ideas en palabras. Y de la manera más natural, nos topamos con este lugar. Un terreno abandonado, acotado por un pequeño muro, cubierto de maleza y lleno de restos de obras.

‘Una lástima’, pensamos al ver una parcela como esta, tan cerca de todo como dejada en el olvido. Decidimos que merecía tener un mejor aspecto, y a pesar del riesgo de que nos acusaran de ocupación de propiedad privada, nos pusimos manos a la obra. Limpiamos las malas hierbas, llevamos escombros a la basura y apilamos los huérfanos palés de madera (nunca sabes para qué vas a poder necesitar un palé). Junto a la puerta colocamos un cartel, escrito a mano sobre un contrachapado de pino, en el que se podía leer «Bienvenidos a Litteris. Entrena tus letras.»

Al comprobar que algunos curiosos se acercaban a mirar, tuvimos que empezar a pensar en algo que ofrecer a los que se sintieran atraídos por el ofrecimiento del rótulo. De modo que empezamos a recopilar ideas para crear juegos con los que la gente encontrara un motivo para ejercitar su imaginación y convirtiera esas imágenes mentales en textos. Y llegaron los primeros interesados en entrar al patio para jugar.

Tan solo antepusimos una condición: que todo aquel que quisiera acceder al lugar lo hiciera con respeto hacia ese espacio y a aquellos a los que encontrara en él. Ni en nuestros mejores sueños imaginamos una respuesta tan positiva. Echaba a andar esta Comunidad, a cuyos miembros alguien tuvo la feliz idea de bautizar como ‘Letreros’.

De los días iniciales con los escasos primeros visitantes, pasamos a encontrarnos con gente que venía ‘porque un amigo me ha dicho’. Comenzamos a tener presencias habituales a los que poner nombre y rostro, que a su vez empezaron a crear nexos entre sí, llegando en numerosos casos a culminar en amistad. El Patio podía mantener sus puertas abiertas las veinticuatro horas del día, aunque no estuviéramos nosotros se encontraba en buenas manos.

Tuvimos que echar mano algún colaborador que nos pudiera echar una mano en algunos momentos, aquellos en los que no pudiéramos atender las demandas de nuestros visitantes. Así fue como llegaron al Patio personajes como el Becario (encargado de cubrir nuestras ausencias), el Gato con Botas (responsable de establecer las instrucciones a cumplir en cada reto literario) o Luther (regalo de un querido Letrero, que se encarga de hacer que se cumplan las exigencias del minino). Todos ellos ya forman parte de esta familia.

Tenemos la intención de seguir haciendo crecer esta Comunidad y nos encantará contar con vosotros para ello. Las puertas del Patio están abiertas de par en par. ¡Os esperamos!